Un hombre encontró la lámpara de Aladino tirada por ahí. Cómo era un buen lector, el hombre la reconoció y la frotó. El genio apareció, hizo una reverencia, se ofreció:
-Estoy a su servicio, amo. Pídame un deseo, y será cumplido. Pero ha de ser un solo deseo.
Como era un buen hijo, el hombre pidió:
-Deseo que resucites a mi madre muerta.
El genio hizo una mueca:
-Lo lamento, amo, pero es un deseo imposible. Pídame otro.
Cómo era un buen tipo el hombre pidió:
-Deseo que el mundo no siga gastando dinero en matar gente.
El genio tragó saliva:
-Este... ¿Cómo dijo que se llamaba su mamá?
Eduardo Galeano, Patas Arriba, La escuela del mundo del revés
3 comentarios:
La naturaleza humana no puede con su patético instinto "humano" de destrucción irracional.
Beso.
Tragicómico verdad?
Un abrazo!
Galeano,tenìa que ser Galeano!!UN beso
Publicar un comentario