
Volviendo al recital de Jorge Drexler, les contaba que lo que reinó fue un clima de familiaridad e intimidad. La acústica del teatro permitió que el intercambio entre él y el público fuera cómo una charla en el living de la casa. Quizás por eso, por la cercanía con la gente, o quizás porque estaba en su país, o porque su familia estaba presente en la sala, Jorge estaba bastante nervioso, al punto que (después de declararse un tanto inquieto) terminó derramando una copa de vino sobre el escenario, cosa que lo dejó bastante

Nos sorprendió la calidad y el dominio con que manejó al público. De alguna forma mágica, la gente cantó cuando el quería un coro, calló cuando era su voz la que tenía que sonar a solas, aplaudimos, o chasqueamos los dedos, no sé, parecía que había un tipo de conexión invisible entre él y nosotros.
En cuanto a los temas que tocó hubo de todo. Que recuerde en éste momento cantó: Mi guitarra y vos; Sanar; Hermana duda; El pianista del gueto de Varsovia; La milonga del Moro Judío; Horas; Disneylandia; Soledad; Polvo de estrellas; Deseo; una versión de "Milonga de ojos dorados" de don Alfredo Zitarroza y muchas más que seguramente ahora se me escapan. El concierto terminó (después de despedirse dos veces) con Sea, que se las dejo por aquí para que la escuchen.