Hace días que las mañanas despiertan frescas y con rocío en el pasto. La tregua llegó toda junta en este fin de febrero. Terminó la temporada agobiante de trabajo y terminaron los días de calor insoportable. Desde el sillón en donde estoy recostada se ve el cielo y los arboles vecinos. Escucho los pájaros y vehículos que pasan lejos. Nada más.
No sé si soy capaz de soportar tanta tranquilidad por mucho tiempo. En unas semanas comenzaran las clases otra vez y volverá el trabajo, pero por el momento estoy disfrutando esta quietud.
Salud!
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